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Blog - Voces estudiantiles
Fuente: Cuartoscuro
7 Mayo 2022 / Por José H. Quintero Beltrán

Anatomía de la inflación alimentaria

Últimamente la inflación ha sido tema cotidiano, con datos escandalosos como el caso de los vehículos usados y los combustibles, que han tenido una inflación superior al 40% en Estados Unidos, algo no visto en aquel país en muchos años.

En nuestro país, en cambio, estamos experimentando un fenómeno silencioso e indirecto, pero con riesgos mayores: la inflación alimentaria.

El índice de precios al consumo (IPC) en México está compuesto por distintos subíndices. Cada uno de ellos representa sectores estratégicos de la economía; algunos de sus componentes son el correspondiente al transporte, al de medicamentos, alquiler de viviendas, entre otros, donde por supuesto existe un subíndice para los precios en el sector de alimentación y bebidas no alcohólicas.

La inflación acumulada en el componente de alimentación y bebidas no alcohólicas durante 2021 fue de 10.7% y la tendencia no se ha desacelerado.

Fuente: IPC de México, Datos macro – Expansión con información de INEGI.

Para explicar la anatomía de esta inflación es necesario comprender algunas de las causas que han provocado este incremento de precios: la coyuntura de esta inflación se da en medio de la crisis global de cadena de suministros más severa de los últimos años, de un incremento en los costos de producción—destacando aquellos relacionados a combustibles y fertilizantes—así como de un cambio drástico en el comportamiento, preferencias y necesidades de los consumidores debido a la pandemia del COVID-19.  

Una buena parte de nuestro sector alimentario está integrado con el de Estados Unidos, país que también está experimentando efectos severos en su economía debido a la crisis en la cadena de suministros, razón por la que los costos de comercio entre ambos países también han experimentado una escalada sin precedentes. De acuerdo con datos del servicio de mercados agrícolas del departamento de agricultura de Estados Unidos, la tarifa promedio de flete marítimo de granos de Estados Unidos. a México tuvo un incremento de 60.99% en embarques de 25 mil toneladas métricas y de 71.6% en embarques de 35 a 40 mil toneladas métricas.

 

De forma análoga, en los meses recientes se ha visto una tendencia incremental en el mercado global de combustibles y fertilizantes, explicada por el incremento del precio del diésel, un insumo muy importante tanto para el proceso de producción como de comercio. México es importador neto de fertilizantes nitrogenados, urea y amoniaco, los fertilizantes más importantes para la producción agrícola nacional.  Su precio se ha disparado en los últimos meses, resultado de la escalada en los precios del gas natural y de la crisis en la cadena global de suministros.

De acuerdo con información de Nymex, el precio del diésel incrementó 61.5% durante el 2021, mientras que, de acuerdo con la misma fuente, el precio del gas natural incrementó un 90.2% durante el 2021. Por su parte, con información de DTN Fertilizer, el precio de la urea incrementó 181.8% durante el mismo periodo.

Precios del diésel, centavos por galón enero 2021-enero 2022. Fuente: Diesel futures, Bloomberg con información de Nymex – CME Group.
Precios del gas natural, dólares por millón métrico de BTU enero 2021-enero 2022. Fuente: Natural gas futures, Trading Economics, con información de Nymex – CME Group.
Precios antes de costos de transporte de urea granular, dólares por tonelada, enero 2020-enero 2022. Fuente: DTN Fertilizer Outlook, con información de IHS Markit.

Más aún, el precio de los fletes de fertilizantes también ha crecido. Por ejemplo, recientemente se dio un acuerdo entre Yara y Mosaic (dos de las distribuidoras de fertilizantes más grandes del mundo) para los envíos de amoniaco, el segundo fertilizante nitrogenado más importante para la producción agrícola, con un precio de $1,135 dólares por tonelada métrica (tm) de costo y flete (o CFR, por sus siglas en inglés), siendo este el precio más alto en la historia del índice de referencia, según el historial de precios de Fertecon.

A pesar de la escalada en los costos de fertilizantes, no se ha visto una desaceleración en la demanda. De hecho, la Reserva Federal de Estados Unidos, con información de la Asociación Internacional de Fertilizantes, espera que la demanda mundial de urea aumentará alrededor de un 3% en 2022, para representar alrededor de 170 millones de toneladas (Quinn, 2021).

Todo esto ha dado pie a un incremento en los costos de producción y transporte de alimentos, costos mayoritariamente trasladados al precio que paga el consumidor.

Por su lado, debido a la pandemia del COVID-19, los hábitos del consumo también se han visto afectados. Según un estudio reciente, familias con niveles de ingreso y educación más bajos declararon un incremento en su preocupación por la salud, así como su preocupación por la cada vez más frecuente escasez de alimentos frescos en sus mercados locales, razones por las que sustituyeron su consumo de refrescos y bebidas alcohólicas (Espinoza-Ortega, A et al., 2021). Al mismo tiempo, otra investigación encontró que en México el gasto en despensa incrementó, pero acompañado del hecho de que el desperdicio de alimentos decreció durante la pandemia del COVID-19. Estos cambios fueron acompañados por las presiones que experimentó el sistema agroalimentario durante la pandemia, como las restricciones a establecimientos de comida, subida de precios, escasez física, entre otros (Vargas-López, Cicatiello, Principato, & Secondi, 2021).

Esto es consistente con la información recabada por la Sistema Nacional del Información de Mercados: si comparamos los precios de alimentos de la primera semana de enero 2021 con los de la correspondiente en enero 2022 podemos entender como estamos viviendo un fenómeno sin precedentes, con inflaciones de hasta dos y hasta tres dígitos en productos básicos para la economía familiar, destacando los precios del limón, cebolla, aguacate, pollo, naranja, maíz, chile, huevo y carne de res.

En particular en el mercado mexicano, el golpe inflacionario ha sido parcialmente causado por la disminución de precios del frijol y jitomate en el mismo periodo de referencia.

En resumen, la anatomía de la inflación en los precios de alimentos en México está compuesta por muchos elementos de escala global, y algunos también de escala local, sobre todo aquellos relacionados con las políticas de restricción, así como las presiones comerciales a la cadena de suministros. Estos elementos no son sencillos de modificar en el corto plazo, a diferencia de lo que sucede en otros sectores de la economía más resilientes.

Mercados con insumos de producción inelásticos como los fertilizantes, combustibles y fletes que experimentan una escalada exponencial de precios difícilmente pueden corregir su tendencia de un día para otro, lo cual hace cuestionarnos qué tan rápido la inflación regresará a los niveles prepandemia o, si en todo caso, esto eventualmente ocurrirá. Es muy probable que debamos prepararnos para una vuelta a la estabilidad de manera lenta dada la coyuntura en la que aún nos encontramos, incluyendo el sostenido incremento en el precio de los insumos de producción y comercio, así como el conflicto armado entre Rusia y Ucrania, que provoca tensión de escala internacional con potenciales afectaciones comerciales.

Una pista sobre este regreso lento a la estabilidad está en la curva forward, que indica el precio de contratos de futuros con diversas fechas de entrega. Se esperaría que esta curva tuviera una pendiente positiva (mayores precios en las fechas de entrega más lejanas) para incentivar el almacenamiento y tener inventarios para posibles choques futuros. Con los datos más recientes, las curvas forward de maíz, trigo y soya se han invertido (tienen pendiente negativa), con precios en las fechas más cercanas, incentivando poner los productos en el mercado de forma inmediato. Los precios evolucionarán a la baja solo cuando la curva pueda regresar a su estado “normal” con inventarios que permitan mantener los precios estables.

Fuente: Farmdoc Daily.

En el 2022 el gobierno de México tiene contemplado enfrentar este escenario principalmente a través de dos instrumentos: (1) subsidios de hasta 600 kg de fertilizante por productor para pequeños agricultores del sureste del país y (2) el programa de precios de garantía para productores de maíz, frijol, arroz, trigo y leche. Estas políticas de contención seguramente ayudarán a muchos pequeños productores, pero teniendo la mayor parte de producción de granos concentrada en estados que no son elegibles para el subsidio de fertilizantes, y ninguna solución inmediata a la crisis global de precios de logística y de combustibles, ¿serán suficientes estas medidas para llamarle a nuestra inflación alimentaria transitoria?

 

Referencias

Espinoza-Ortega, A., Martínez-García, C., Rojas-Rivas, E., Fernández-Sánchez, Y., Escobar-López, S., & Sánchez-Vegas, L. (2021). Consumer and food changes in Mexican households during maximal contingency in the COVID-19 pandemic. International Journal of Gastronomy and Food Science, 1-9.

Quinn, R. (2021). Global Fertilizer Outlook . Progressive Farmer DTN.

Vargas-López, A., Cicatiello, C., Principato, L., & Secondi, L. (2021). Consumer Expenditure, Elasticity and Value of Food Waste: A Quadratic Almost Ideal Demand System for Evaluating Changes in Mexico During COVID-19. Socio-Economic Planning Sciences, 1-10.

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